Volver a empezar otra vez...

Primera semana de septiembre. La vuelta de todos los afortunados que han tenido vacaciones -no entiendo porqué esas malas caras, deberían mirar la mía- al trabajo. Y Madrid también ha vuelto al cole, a su frenética actividad. Esta mañana las carreteras y las calles estaban estresadas. Los coches de mala leche, echaban más humo que nunca y pitaban sin parar. También es dura la vuelta al cole para los que no tenemos vacaciones. Después de un mes saliendo de casa todas las mañanas en relativo silencio, con poca gente en ese metro horrible que habitualmente tiene cuatro grados más que la calle y sin aire acondicionado... llega la jodida vuelta: mil coches enfadados igual que los conductores, el metro con más calor aún -sobre todo humano- y lo peor: tu vas a currar como la semana pasada, la anterior, el mes pasado y el otro... ellos vienen después de un mes de vacaciones.

Bueno y aunque no tengo vacaciones, por ahora porque en octubre las tendré forzadas, este fin de semana he estado en la boda de una de mis mejores amigas de Ciudad Real de toda la vida. He de decir que la vida me ha pasado por delante de las narices... Cuando los casados (qué fuerte) bailan su primer vals, mientras las lágrimillas asomaban en las mejillas de más de uno, entre los que me incluyo, y todos nos esforzabamos por hacer que era lo más normal del mundo; no pudimos evitar recordar esos momentos en el que nos juntábamos hace ocho o nueve años y sobre todo, recordar lo que nos costó enrollar a los recién casados... Bueno, sólo me queda la boda de mi prima dentro de cinco meses (eso va a ser más impactante aún) y después, parón por favor. NO permito que se case más gente de mi edad, están locos!

Bueno, hoy estoy de lunes, de resaca post-boda y como si me reincorporara después de unas vacaciones. Huelga de brazos caídos... Alá!